lunes, 27 de diciembre de 2010

Sangre en altamar

Marquesina de rosarios, de nocturnos. Santa euforia bendita en los descensos al infierno, a las aguas catárticas del continente americano. Plebeya y prismática morada de los acuáticos. Aquellos hijos de poseidón, fieles artilleros de ferry y sodómicos cruceros. Moribundo el tiempo, de rodillas a la infamia, al aleteo marino de la última batalla, ve pasar los siglos. Sangre de mi sangre, el regreso al mar es inevitable.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Utmöl

Utmöl

Un aire helado entumió sus dedos que garrapiñaban un manuscrito bohemio y soñador, el agudo frio traspaso los nervios y detuvo la acometida de la pluma sobre el papel, Utmöl, se irguió un poco sobre la vieja silla chirriante, y observo por su ventana. El ocaso devoraba el horizonte, su débil visión, se volvía inútil conforme las sombras se comían los detalles, pero el tornasol de la tarde invernal, pintaba ese horizonte, el suyo, de un carmesí que rampaba sobre las crestas de los montes, que parecía apuntalar el ensañamiento de un sol antiguo, que hundía sus rayos en el borde del único mundo, ese horizonte, que dejaba ver una hilera de vegetación acongojada por el gris avance del vespertino advenimiento, ese, que ahora ante su nostálgica visión lo postraba en bruces a percibir el tiempo avanzar incesantemente, donde los infructuosos esfuerzos de despertar fracasaban desmesuradamente. El calor de su llanto le otorgaba un cobijo espectral, el fluido de sus cuencas resbalaba por su cráneo, empapando sus brazos, y derramándose sobre el manuscrito, creando un amniótico descanso casi de placer umbilical, pero el frio no se negaba su presencia, y rugía imponente sobre su ventana, entrando con portentosa autoridad desgarrando sus deseos, esa visión era penosa, el invierno que tanto amaba, le reclamaba el cuerpo, su temple de tantos años caminados, se desmoronaba y él lo permitía, no tenía el ánimo, o la fuerza para detener el deterioro de su ser. Mientras iba obsequiando su calor al mundo, y las orbitas se anegaban en sollozos solitarios que solo las longevas estrellas escuchaban, le aconteció una visión; era un coro de divinidad infinita, un escarlata espectro de radiante belleza sempiterna, respingo su dorada arpa, y tendió su guarecido brazo, mas el incauto no tenía fuerza para aferrarla, fuerza, o fe, las había perdido ambas, acaeció que el desesperado arcángel no pudo ayudarle, y con una reverencia retiro su vuelo hacia los palacios de su firmamento, y a Utmöl la nublada vista se le disperso, y se vio solo y moribundo sobre el helado lecho de su muerte, ya la vida se le había extinguido, pero algo le aferraba aun los huesos, una última mirada a aquel retrato roto que yacía inmóvil en la oscuridad del cuarto.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Gaghiel Perez

Gaghiel Perez

Carga su mosquete de soliloquios tiernamente maquinados, pero teme disparar, teme la reacción física e inexorable de sus actos, sabe que el culatazo retorico de sus palabras, le regresara no solo un pésimo sabor de boca, si no, una endemoniada golpiza, que tullido le tocara andar, aun después de todo, sabe que debe hacerlo, la libertad está a solo unas cuantas palabras, el nunca había imaginado que unas pocas silabillas prófugas, pudieran redimirle, y a la vez condenarle a un sufrimiento eterno, da tres pasos hacia el objetivo y evita mirarlo a los ojos, sabe que cual Gorgona es capaz de inmovilizarlo en idílico stand-by que de nuevo le presente una visión; excelsa, beata, ante su ciego raciocinio, y el no es ningún Perseo, poco menos, apenas y a remedo de hombre se asemeja. Y así imaginado ese vehemente ensoñamiento, se muerde fuertemente los labios, sangran, se contraen de dolor, despierta abruptamente del tormento, y apunta fielmente justo a la marmórea efigie fría pero idealizada que guarda en su mente, mientras se debate el momento oportuno para disparar, se cuestiona por aumentar la pequeña sentencia por un magno discurso; una prosa sacrílega, que profana, en laureles putrefactos logre amortiguar el sufrimiento venidero. Pero no lo hace, simplemente se lo grita de repente, la fuerza de su intrepidita oración desgarra la estatua, y esta se desquebraja en un mar viscoso que se va al carajo por la puerta infinita de los recuerdos acartonados, ese gusano de ocio y pereza mental comienza a devorar la sobras del otrora gran blasón, Y la reacción de aquella acción le llega de vendaval, y es arrastrado por sus mismas palabras, y la oración regresa vuelta un párrafo extenso, donde solo una somera idea principal lo atormenta con el peso de mil y un soles, en cuenta cae que su sollozo de nada le libera el afligido pecho, y se arrastra a tientas con ese gran peso a cuesta, llega hacia la desmoronada escultura que yace en las fauces del gusano del olvido, y le arrebata unos cuantos pedazos, se bate como perro embravecido, y logra ahuyentar a los fantasmas propios de su fe. La luz se apaga, y un reflector lo señala en tercera persona, se ve tan pusilánime como ha sido concebido, se mofa de el mismo, y piensa que hay una bella mariposa dentro de ese pútrido capullo que llama cuerpo, sabe que esa linda metamorfosis le elevara fuera de toda ese maullar famélico que lo acongoja, pero antes debe descarnar, destruir ese vehículo inservible, que tercamente lo encadena a sus recuerdos, Pero termina el acto antes de lo previsto, y es vomitado circuncidantemente hacia la plaza, y tres, de pronto dos, y luego uno, el musical comienza, es la macabra puesta de su tonta vida, y ahí en las inmediaciones del telón de Fausto, en el anfiteatro del señor mosqueado, es forzado a verse repetir errores por eternidades y vueltas de su vida. La obra es un éxito, Los esbirros y miñones del inframundo hacen colas para verla una y cien veces más, y el espera, se deja flagelar, es el actor principal de su desgracia, añora una cura para su terco mal, y el recuerdo de helénicos tormentos, le da la mentada paz, proponiéndole sus cuencas vaciar, y así lo hace sin prisa ni lamentos, primero el ojo izquierdo, aun con esas pupilas café demencia, luego el ojo derecho, y ambos al canasto de la basura, al magrero de gusanos que pulularan en aquellos ojos que solían ensimismarse en los otros. Cuando al fin cumplido su condena ha, el señor de todos los infiernos; el mosqueado Lord que con botines de tormento brincotea de aquí, y cuya, con sonrisa picaresca, y bellas gemas por collar, le pregunta al condenado, su edicto que lo ha llevado a entre sus sulfúricos palacios deambular, Mas el hombre los labios se ha quitado ya.

sábado, 30 de octubre de 2010

Manicomios de Babel, rapsodias de Calcúta y vinos de Dublín.

Diáfana la galaxia se encuentra y deshilvanando cabalmente los tumbos de la sirena corsaria voltea al centro cortesano de la risa onírica que emanan las hojas mordáces de un Chac-mool, Odín o Bukowski perturbado de la memoria y lúgubre esencia de mujer de llama escarlata y olivo manantial. Hasta siempre cordura mia, letargo y locura taciturna. Fenezco! Tan sólo el laúd y el espejo estambulí de las rivieras gobiernan éstas rapsodias tranparentes y naturales de los sonidos de tu falda. Meces tu lejana boca en las elípticas olas de mi razón y caigo inconsciente en los mares profundos del universo de tus ojos.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Oriun död nuirO

Oriun död nuirO

Torpe arrastre y la calle rota, los pies molestos llagados lloran, llaman al descanso, después se vencen, venidos vetustamente en dolor, dogmatico doloso, y la calle infinita lo aborrece, abominable aborigen, que señalado escapa, estoico estupro de su raza, que violenta con su verbo al padre santo, sana sanguijuela de palacetes diesmicos e indulgentes, inadecuadas inadaptancias, que martillan al pusilánime autóctono, autómata autista de lagrimas desérticas; corruptas correosas corridas que deslizan sus mejillas, arrastrando las penurias en la rueda de la quasivida, vieja vid viciosa, vil vituperio vivaracho.

jueves, 21 de octubre de 2010

¡Ecaret, Exumaret Na’thel!

¡Ecaret, Exumaret Na’thel!

¡Espesa incoherencia, velo de fragante asombro, retumba inerte

Álzate pues, en palastros de sacrílegos edictos!

Roe, las leyes del efímero Humano

Cumple mi viperina voluntad, y azota con el flagelo de mil y una potestades

Preséntate como legión en los abismos, y hurta las miradas del atónito mortal

Velo andante, repulsiva mortaja de los olvidados ídolos, ¡repta!

Prueba la amoral justicia de tu seda aberrante

Arremolina sus quejidos, ahogándolos en los placeres conspicuos de la eternidad

Estremece ya las visiones, y erige mesías de arcilla que se desmoronen ante la primera lagrima de su carne.

Pequeño funesto trapo, yo te convoco, de las fauces de los avernos….!

viernes, 15 de octubre de 2010

De hechizos y otros conjuros otoñales.

De la altura de un ocaso
se musitan los serenos valles
de una ninfa occidental
que da la muerte perfecta al ciervo redentor.

Aquél despojo amargo y deseado
incordia lastimosamente con estrépito y penumbra
a sacerdotes mudos que inmóviles ven con benevolencia
los actos ancestrales de la bruja.

Maldicen y bendicen con el yugo de su vida
las manifestaciones evocadas por su mano.

El incienzo de su boca habrá de prevalecer
por siglos en los aquelárres profanos de la belleza humana.

Así, hasta que el universo colapse y nazca una tarde púrpura
capaz de iluminar de nuevo a la ninfa.

*A Yeyetsi.

jueves, 14 de octubre de 2010

Hybris

Eres la hybris de mi palabrería

Vuelta lacónica y un mármol de arabia
Esculpir en tu nombre la grandeza de las olas
Solo para verlas desquebrajadas en la sutileza de tus voces
De esa boca que a latigazos explica, hiere y lamenta

Eres la hybris de mis elegías

Extraviada cuenca que mi cuerpo encuentra perfecta
Simetría ilusiva, donde las manos necias se abalanzan
Tú, memento de los dioses inexistentes, de mí atormentada psique
El nicho imperecedero de mi fugaz deseo

Eres la hybris de mi lujuria

Beldad cuantiosa que sempiterna marchas sobre mi memoria
Celadora de mi pensamiento astral
Que zozobra entre los recovecos de tu cuerpo
Abdomen de nirvana insospechado, terciopelo vehemente del firmamento de mi onírica estadía

Eres la hybris de mis entrañas

Centellante lumbrera, exquisita aristócrata de oropel y cristalina sabiduría
Y es tu mente que opaca a tu belleza
Y es la musa que batalla con la idealista
Hybris de vertiginosas contradicciones,
A la que estoy condenado a abrazar, hasta que el choque de su ser despedace mi existencia.

jueves, 23 de septiembre de 2010

El extraviado libro minimal de una conquistadora.

Mi espíritu es un Lecumberri para tu espíritu. Western. Lúz para Morricone. Filosofía boreal de carácter glaciar. "In Blues we trust". Mundo irredento. Vino para mi marginación. Goddess have mercy. Outsider y maldito. Redime mis pecados. Destello de luna árabe. Entra a mi jauría. Siddhartha. Solémne decálogo que marchitas mi catástrofe. La noche dispersa en el ecuador de tus caderas. Rendición. Escudriño tus naves conquistadoras. Edén. Haz de mi un Derviche. Kurdo o lánguido. Dionisiáca mujer que bajaste de la estratósfera del Om y retaste a muerte a los poetas.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Exánime

Exánime

El viento parece evadirlo, el cielo le voltea una cara gris, y las miradas se desvían como si la luz no pudiera penetrar su oscuro semblante, tiene el seño fruncido, desgastado por el ir de los inviernos, sus atavíos melancólicos solo lo hacen perderse entre el bullicio citadino, sus ojos, que como cuencas semivacías atisban el horizonte, extraviados, perdidos en un secreto inconfesable. Las paredes lo regurgitan, su cuerpo se arrebata flagelado no por la ira del acero, si no por la indiferencia del sopor, su piel yerta se extiende sobre sus huesos, es un cadáver que deambula, que solloza sin sonido alguno la pérdida de sus entrañas. El vaivén de pululantes peatones, lo evita, lo ven moverse pero saben que es un muerto trotamundo, un aberrante despojo, gris lamento, memento del pasado, un manojo de cabellos desalineados, un otrora hombre que ha presenciado el momento en que su anima ha decidido abandonarle, dejándolo sin nada que vender a Satanás.

Confinado al averno exitencial de su memoria, a la dantesca sentencia autoproclamada, Un triste pseudo fausto que fatuo se encamina a su martirio...

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Vorágine

Y tantas ballenas noruegas a la distancia
la verde tundra esbozó una tempestad paralela.

El más absurdo teatro se infestó de lunáticas familias albinas y risas escuetas.

El carmín de su aroma reclamó al mundo con desdén.

Exigió de mis adentros un tanka y un haikú.

Y si alguna vez regresara a la tierra juré crearle una mezquita entera de literatura.

Mi literatura que cabalga sola en las agresivas olas del universo y en las páginas eternas del alcohol, en las notas de Chopin y en las noctámbulas alas de su vientre.

Si esta noche no me abate el desierto de Caín, la luna se verá avante.

Despertará con estrépito y a modo de culto ofrecerá su luz a tus fervientes noches de expedición cósmica.

domingo, 12 de septiembre de 2010

General Urrutia I

General Urrutia

/preludio/

Repentinamente sonó la canción que no esperaba, dejo las llaves en la mesa, y se detuvo un poco a escucharla, su juventud se revolvía en un vaivén psicodélico, que le impedía destrabar su cuerpo, las correrías en las calles, cerveza y zorras baratas, le roían los labios, como recordándole lo sagaz que fue, esa misma canción, le había valido tantas noches de juerga, de represalias samaritanas que lo encapsulaban en la escoria social, el bullicio del estribillo le llevo a tocarse las cicatrices de la cara, y los nudillos se regocijan de recordar, la cantidad de dientes , de bastantes pendejazos que los reclamaban, pero nada comparado al coro, ese que sabía de memoria, y que su cuerpo fantasioso le pedía cantar, primero comenzó lento, como aquella vez que se tiro a Susana en la parte trasera del bus, pero luego canto a viva voz, fundiendo su recuerdo, mientras vapuleaba al pobre chico judío en el barrio de sus abuelos, -ah hermosa juventud le decía la sangre reseca de sus venas-. Se quito el abrigo fino que le arropaba, y se desabotono dos ojales en la camisa, fue directo a su mini bar, y sirvió el conagc, de noventa dólares la copa, se sentía realizado, esa canción le devolvía lo jueputa a la carne, sus dientes apertrechados en oro, hacían el juego perfecto con sus vasos de elegante cristal, y la charola de plata donde el alcohol reposaba, le brindaba un aire jubiloso al maltrecho anciano. La peculiar canción llegaba a su parte culminante, el viejo caminó hacia la estantería de jamás leídos libros, y tomo los habanos, aquellos que había quitado a un viejo revolucionario cuando entro a robar a su casa, esos viejos tiempos no volverán; se pasaba por la cabeza, abrió la caja de habanos, y dentro había algo que le regreso una sonrisa casi infantil, un habano y un pequeño revolver, -Con eso no mataras a nadie le decía un joven en su cabeza- Oh pero este se equivocaba, este cabron ya había trepanado unos cuantos necios con esa Insulza chinampina. Rebano el habano con su cortadora de oro, saco los cerillos de su bolsa, y lo prendió fugazmente, el sabor era asqueroso, nunca le gustaron esas porquerías, solía fumarlos con sus camaradas políticos, y una que otra puta de los arrabales, lo dejo a un lado, la canción ahora disminuía de tono, la voz roncosa de lija iba lentamente apagándose en una fatua melodía disonante, el decrepito tomo el revólver, lo acomodo en la sien y jaló el gatillo, el golpeteo del martillo, le quedo tan grabado en la memoria, que al momento de despertar cuadripléjico en la cama del hospital, maldijo a todo el universo, con esos ojos de serpiente que aun le centellan en las cuencas.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Divina inspiración (a la moza musa mía)

Divina inspiración (a la moza musa mía)

Saeta cósmica que surcas la bóveda de mis lamentos, Sagita exánime que forzáis mi pecho a sangrar copiosamente.

Mirada escarlata que desnuda mi tormento, felicidad tallada en piel, en caderas rebosantes de enérgica alegría.

Taciturna ninfa, que cual aurora te apeteces apareciendo en mi mancillada vida, dándole un fuego descomunal, ya encendida, ya en el vacio hundida.

Musa infinita de belleza sempiterna, donde Apolo deleitante deja bañar sus hazes, sobre tus áureos rizos fugaces.

Moza de exorbitante candor, latino es tu cuerpo y sabor, danzante tu vientre a placer, baila a los dioses y dejadlos extasiados a través de mis conspicuas grafías.

Llévate mi sin sentido en tus brazos, tomad mi amedrentado intelecto, y sacrifícalo a tu poder, regente de mi luna extinta, duquesa del suspiro mío anhelo, húmeda Venus de mi sueño arrebatado, permíteme consagrarte a ti esta noche, humilde, boyante entre tus labios, entre el deleite carmesí que tu boca recelosa ofrece, dejad que Prometeo obsequie ya su fuego, que yo me quedo con el candor ardiente de tu pecho.

domingo, 5 de septiembre de 2010

Tlaltecuhtli

Lamento de las noches serpientes de tus noches obsidianas, torrentes de luz inundan tu danza mítica que atraviesa el eco de la aurora.

Infinitos desiertos de jade brillan a la sombra de la iguana celeste, ritos de madrugada sobre peyote marino embellécen la catársis de tu música.

De noche las estrellas retumban una a una, el cadáver de la galaxia viaja a Mictlán.

Invocas el ojo desnudo del quetzal humano y saltas de éste mundo a otro, revuelas e incendias las conciencias mortales que vagos fenecen ante ti.

Y asi la furia del viento se llena de vida al poseer los plumajes de tu espíritu de diosa.

martes, 24 de agosto de 2010

in the land of Hiel in fho!

In the land of Hiel in fho!

Na nara nana, fire dancing across the sky, tumbling chaos whining towards the night, shadows spoken, in a ethereal form, clouds of entombed wisdom fall apart, in the land of hero’s, in the land of snow, in oddity of pure vanity, where eagles dare to step aside at the cosmic boundaries of time, feel the reapers breath, feel the frost bite, feel the shiver in your soul, and cry, lo for a new down, where the dreams, and the fallen, melt theirs spirits, wild and free, Na nara nana.

The jaw jammed at the mariners face, the words stuck, in his old tricky, softy mind, the world, stopped, and his eyes gazed, like a and old tricky, softy storm, in the land, of Hiel in fho!

Lo mariner so creep and old, Lo mariner dance you fool, why to wait, until maelstrom strike, took your craft, and come back with god, don’t dare to fall to the abyss, in the land of Hiel in fho!

Wicked eyes, hardened thoughts, and a flicker light that don’t dare come, is the place of Hiel in fho!

Have this time you fallen, my, old fool tricky, mariners cohort, mayest your hearth, and your soul, respite in the land of eyes, where the nameless shadows, will companying you, till the end of thy lord kingdom.

Now a song will be played, towards, a raging ocean pale, old fool mariners, while cry to thy friend, that refuse the sky, resting in thy abyss, where the flicker eyes gather to astray.

martes, 17 de agosto de 2010

Prístina, parisina y perfumada /fragmento/

Prístina, parisina y perfumada /fragmento/

La luz se retrae sobre el candil, y la habitación se muestra taciturna, y maltrecha de color, se vuelca negra, y aberrante, ella suspira un poco, la oscuridad parece materia, el sonríe, su mente hilvana lujuriosas andadas que lo llevan de ahorcajadas a aquel cuerpo, tan vacilante y lleno de jugosa vida, que está; a solo unos metros de él, Ella tose un poco, para romper el silencio, ese sin sonido incomodo que le provoca una sonrisa maliciosa, y que inflama sus mejillas de un carmesí delatante; El comienza a hablar con la voz entrecortada: - ha sido el viento-, “que viento más oportuno” se dice en sus adentros, camina directo al candil, levemente visible por la luz de los faroles parisinos que se extienden en la lejanía: Pero no llega, se tropieza misteriosamente para ir directo a las piernas de la extrañada señorita, ella no repara, solamente deja que sus miembros se separen como naturalmente lo hace la nieve en primavera, el silencio del aire, deja entre sentir los latidos exacerbados de sus corazones, el mueve rápida y desmesuradamente sus brazos, hacia la cadera, el vestido de encaje alemán, le raspaba los brazos, pero no era rival, contra el deseo que fugazmente le consumía el corazón, la joven, de pronto sintió una extraña, húmeda, cálida y exuberantemente nueva sensación, se vio en la necesidad de emitir sonidos tan inapropiados en aquel parís lejano, ya el rubor que corría por sus extremidades le hacía temblar, jaló al mozo del Frac de lino café, y lo llevo a sus mortecinos labios que yacían un poco descuidados por el embate de la noche parisina, ambos, probaron el dulce sirope, que los labios ajenos dulcemente ofrecen, la noche se inflamó en placer pletórico, demencial, los cuerpos incontrolados de los inexpertos jóvenes, respondían espasmódicamente, los gemidos de mil y un bestias, avergonzaban al zoológico francés de moda, y los almizcles exuberantes harían que las perfumerías más exquisitas se vieran abochornadas, el delicado corset fue ultrajado con saña, y quedo desparramado, en algún rincón de la oscura habitación, las manos se convirtieron en fieles ministros que daban legalidad de cuanto tocaban, sus palmas, escudriñaban, aquellos incólumes senos, que exóticamente se habrían como frutas de alguna prohibido paraíso, y el probarlos hacia recobrar el vigor de mil hombres en un instante, la hermosa calzada que era su abdomen, lo llevaba por un perfecto camino marmolado, donde el oricalco, se remataba en una fuente honda, y que era tan apetecible para morder y tocar, y mas allá de la fuente, se encuentra una cóncava hondonada, levemente adornada por un fino forraje que habría que recorrer para llegar al lugar, donde su boca ahora se hendía, Ho!, Venus de los lujuriosos sueños, fugaz fue tu caída maculada, sobre el impertinente océano, de aquel ilegitimo encuentro naciste tu, y los hombres arrodillados quedaron al momento, Arrodillados como ahora yacía el joven amante, deleitándose, en el manjar inequívoco, de la noche acongojada.

lunes, 16 de agosto de 2010

Una puta plegaria del oeste.

Exhumado y atraído al nauseabundo cielo que no es otra cosa que la ridícula pereza religiosamente romántica que da tumbos por doquiér.
Mártires, prostitutas de arrabal y mujeres del desierto que danzan en las cortinas de la soberbia felina.
Mañana, cuando la selva haga justicia al fin al centeno, podremos citar las páginas más densas del pensamiento, palabras antiguas en vocablos extranjeros para la comunión mediática.
Ruega sirena mía por la aparición de las prohibiciones y de laberintos de tu roja boca. Boca manchada de sangre de olivo.
No mueras aún. No ahora que el sol a desgarrado mi alma y las dunas del oeste se apilan una a una para cubrir tu inafortunada piel de cabaret.
Veré de nuevo el vacío de la trémula sed y ofreceré mi conciencia a la primer tormenta.

domingo, 15 de agosto de 2010

Libélulas marchitas

Muerte abierta y tristeza errática. Profecía herida de presidentes negros y rosas serenas vuelan profundamente calladas en los muros de la inmundicia terrestre. Alegoría misántropa en la calles de New Orleans y los suburbios aéreos del Be-Bop son ahora sonóras carismas del universo. Manifestaciones Martinlutherianas a la sombra de las libélulas-vampiro come-dólares. Soy el prisma del musulmán y de la dialéctica occidental, carne de mil marchitas lenguas gitanas. Salvajes ruidos del oriente se apoderan de la tiranía sudamericana que permanece inerte al cuidado del caudillo voráz que hoy es derrota amarga de cientos de años.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Malestares de carácter solitario Vol. I

¿Aún crees que llamará? Deberías ver tu rostro.
¿Qué bebes? Ese oscuro y frío café de nuevo ¿No es así?
Insisto, deberías ver tu rostro.
Ocupa tu tiempo en la lectura, en Cortázar, Delibes, Blake, qué se yo! Films!
Acude a un bar, el Irlandés del centro, bebe cerveza y fúmate un Red Apple, tírate a una rubia o mulata. El ideal del hombre se concibe en la entrepierna femenina.

¿Qué escuchas? ¿Bach? ¿Brahms? Amas a Brahms...
Lo sé, lo sé, es jodidamente bueno.

¿Dónde quedó el blues y el jazz? ¿Lo enterraste temporalmente en tus bastardos gustos?
Eres un hijo de puta! Ja.

El domingo pasado creí verte donde Juan. No, ese no eras tú.

No va a llamar, deberías saberlo. Quiero que veas tu rostro. No usas muy seguido la navaja ¿verdad? Te aconsejo lo hagas. Mierda! Parezco tu madre. Soy más que tu madre, soy casi tú.

Pareces Juan. ¿Eres Juan? ¿Somos Juan? Somos Juan. Eres. Soy. Da igual.

Me gusta que nos entendamos. Te sugiero un apellido, de esos reacios que incordian a la gente. ¿Puñal es apellido? ¿Lobo? ¿Brujo? Brujo! Aunque suene a brujería.

Necesito más cafeína, se me han ido las ideas. Sólo decía.

¿Te dormiste con la película de María Callas? Yo lo hice, Ese Filme fue inquisidor. Lo contrario a la Coreana.

El apellido debe ser Brujo! ¿Qué te parece? ¿Sigues pensando en ella? Te castiga, tortura, nadie lo sabe. ¿Dos perlas? ¿Para qué necesitas dos perlas? ¿Eres acaso un maldito corsario de agua dulce?

(La danza Húngara en G menor siguió retumbando)

¿Estás ahí? Las cosas empeoraron, aún es viernes, tenemos dos días para pensar. Resulta que el tiempo se ha acomodado del otro lado del río. Había que elegir un bando, yo te habría abandonado.

Puta madre! En verdad que es oscuro, no lo había notado. Sube el volúmen! Le aconsejaste bien, fue atinada tu sinópsis.

¿Tiene para ti importancia la palabra "abandono"?
Hay que utilizar las palabras correctas, las abandonadas, las marginadas, las que nadie quiere. La palabra es de quien la adopta, la encuentra y la conserva desnuda en el puño, esperando el momento justo de ser revelada.

¿Juan? Es momento de bailar solo.

jueves, 29 de julio de 2010

Noche estrellada

Noche estrellada

El cielo se rasgó metálico, el verde nocturno arrasó los últimos colores, y una lechuza revoloteó en círculos; advirtiendo. Pero los ojos necios se mofaron y siguieron su camino. Se ajusto la chaqueta, arreglo su cabello y manejo rápidamente queriendo dejar al tiempo atrás, lográndolo, solo en instantes en que el pesado parpadeo lo incitaban a estrellarse ante el primer bastión de concreto, pero no pudo, su mano es débil, y su sonrisa lo delata, llegó al lugar donde las sombras se apretujaban sin nombre, en aquel apetecible, y mugriento whiskey bar, comenzó pidiendo rondas, una y otra más, todas destinadas a olvidar, pero el destino lastimero obra de maneras insospechadas, y las sendas se cruzaron, de eso nada más se recuerda, todo le quedo nublado en la cabeza retacada de alcohol y resaca malograda, sus brazos estaban lacerados, al parecer había luchado toda la noche, una batalla infernal contra los demonios que dejo escaparse de su retorcida mente, de el podrido y fétido umbral de hierros que es su cabeza. De nuevo se encontró viajando, el tren le dejaba ver la campiña mancillada por la lluvia melancólica del verano, donde el gris se apodera de los cielos y los corazones, llego a la urbe atestada, tan materna, tan cálida en su bullicioso vaivén. Fue a los lugares de siempre, visitó los cafés de antaño, y bebió en el bar de su pasado, “recuerdos”, se preguntaba; solo historias de las vidas, y horizontes destrozados, empinó el último sorbo de vino y la vio en la acera, caminando tan única como solo ella, como su psique la había idealizado; tan perfecta, tan cálida, rebelde, y a la vez frágil, virginal. Apago el cigarrillo en su brazo y corrió a alcanzarla, pero era solo humo, solo una imagen destartalada de la demencia que ahora lo acosaba, se encontraba de nuevo en casa, despertando de sueños que se apresuraban tan reales que lo asfixiaban, donde ella aun estaba a su lado, donde podía abrazarla, y el despertar se volvió en su carga, y cada día pedía alto en el firmamento no abrir los ojos, tenderse a yacer eternamente, sumergido en sueños devorados, y de nuevo la ventana le destrozo el temple, una estrella cayó, regurgitada de la negrura del cosmos, y se desvaneció fulgurante, excitantemente vertiginosa, y las señales le colmaron la coherencia, y así mientras su ser se desvivía en las caricias melancólicas, del ahora un antes inexistente karma, se proyecto de su cuerpo y tomo al astro antes de que este tocara los suelos, y lo atesoro, quedándose con sus estrellas, veladas en el interior de su coraza carmesí, sufriendo el desgarrador fuego fatuo de la ahora: “su estrella onírica”.

miércoles, 28 de julio de 2010

A broken letter

A broken letter

No estoy seguro como empezar esta letra. Como demostrar cosas perdidas en la impureza de los actos, de hombres invirtuosos que se encaminan corruptos en sus caminos, el recuerdo de tu detrimento despedaza mi estabilidad, lo repaso una y otra vez en mi cabeza, sucesos que no debieron pasar, marchitas sean las horas en las que el daño fue hecho, el arrepentimiento ahora no vale nada, el perdón carece de sentido, las elecciones las has tomado ya, y ahora que extirpado he sido de tu vida, y tu memoria, de tu piel y su calor, me voy, no volveré a molestarte jamás oh Venus mía, todo lo que me pediste lo cumpliré, me alejare, pero tu recuerdo habré de atesorar, pues en mis sueños aun deambulamos en la senda, y tu risa sigue iluminando el vacio, me largo ya me quedare con mis estrellas; Todo fue un gran sueño.

sábado, 17 de julio de 2010

Psicotrópico #2 Vol. E

Sueño impuro
imperfecto de los Buda.

Soy el cáliz que se hace sombra
y tu la víspera ferviente de mi exceso.

La difusa lluvia de consagrados templos.

Portadora única de mi aquelarre.

Sirena pagana, en tus labios existe opio
estruendos, ocasos Marroquís, guerreros Turcos
mortuarios territorios de tu Babilónica carne.

Escarlata carne.

Historia de mis insípidos relatos, de mis putas prosas
mal nacidas, mal paridas.

Malvadas poesías.

Trapecista de los obituarios que nace en el ojo absuelto
de la tertulia Americana, manía hortera del pecado imaginario.

Voz oscura de hierba, la madre tierra inhala tu alma.

viernes, 9 de julio de 2010

Psicotrópico #2 Vol. S

Irredenta como la mescalina
escudriñas el mediterráneo valle.

Dramaturga soprána de cientos de vientos novilunios.

Pretzel pequeña ninfa misógina
que éstas luces no palidecen.

Son cosmovisiones eruditas del cosmos
y de las nubes orbitando tu cuerpo.

Macilentas tus bellezas, opulentas tus deidades
traslaciones de tu psicotrópico árabe.

Majoun de curandera, de bruja, de perversa hilaridad.

Sólo clarividencia de revólver egipcio
he visto mi universo infestarse de camellos
de cimitarras y cíclopes del desierto.

Mariposa de obsidiana detén el llanto del laúd.

jueves, 1 de julio de 2010

Psicotrópico #2 Vol. L

Púrpura tormenta sonóra
y rituales de laudáno embellecen
las arenas mordáces de tu endeble existencia.

Cósmica eres
hachís y vaho en el sueño atmosférico
de la segunda luna del Dios Samurai
susurran a tu oído el reflejo líbido de la inconsciente emboscada
por ti practicada.

Desesperada buscaste aliento infrahumano
en vertiginosos recuerdos repletos de tumbas ocres
halos de luz y palíndromes sombríos.

Eres la danza puritana del simbolismo Otománo
morfina ecléctica de sutil engaño.

martes, 29 de junio de 2010

Psicotrópico #2 Vol. I

No sin antes emancipar mis demonios
No sin antes volver mi mente al polvo del teatro.

(Epifanías de poeta nómada)

Sabré de corceles de carnaval
No sin antes ver tu rostro en el profundo réquiem.

(Letargo de emperador)

Babel y los herejes de tus senos de atardeceres rojos
Las ninfas eróticas de la lumbre de tus ardientes tristezas
Navegan en la tierra de los laberintos.

Tierra hermana de sortilegios
Pecado mundano vuelto mujer
Nocturno palíndrome, excusa ésta gracia que hiere las pieles de cordero.

Conjuro! Haz lanzado un conjuro en una hipnosis etérea
Yo que dispuesto aspiro de tu opio
Cierro los ojos esperando la catársis gitana.

lunes, 21 de junio de 2010

El recinto sereno del paraíso

Mictlán se encontraba en el barrio chino
donde la orquesta fue detenida antes de la aduana matutina.

Allí el café era más negro que los gatos
dulcemente amargo como tu mirada bruja.

Desperté en el lado nocturno de la aurora
Rimbaud y Verlaine besaban sus cuerpos opulentos
atestados de poesía.

La bala mal dormida llegaba de tu beso
beso efímero que emana tu sangre.

Hablo de ti
recinto sereno del paraíso, escalinata fugáz
refugio para bestias.

Necesito tu mordaz soberbia para mi tedio
la odisea de tus lunas
el idilio de tu nombre.

domingo, 20 de junio de 2010

Radiante

Radiante

Epístola de todos los santos y mi cóncava idolatría
Astro vespertino, de inalcanzable aliento y crepuscular antagonia
Y que de cuantiosa extensión, el tuyo cuerpo se describe en clásicas
grecas estribaciones

De meridional y tétrica apología, de los vastos templos formados a tu gracia
Por los ojos escarlatas, de insondable ensañamiento, vuelta un retrato efímero, y agobiante,
Inmolado en belleza pura, simple y terrenal, Erigida en pilares sacros, semidivinos, y reverenciales

En las vueltas de la merced tortuosa, y las alas azabaches que dé la espalda brotan ennegrecidas
Que Ni en tu corona de espinosos cedros, se repelen espantados, en ese dios perecedero que en
vuestro mancillado seno se acongoja

Vuélvete a la mar de sus desgracias, cae del cielo, y fecunda el vasto embravecido

Canta por sobre sus crestas y saluda al marinero, trama canciones de leyenda, y llévalo a morar
Ahí dentro profundo, a donde el ahogado espectro los escuche

Funesta eres entre todas las mujeres y maldito sea el podrido fruto de ese vientre en virtud
Apaga el nauta y a su llanto, llévalo a zozobrar, pero teme el relámpago del celeste
Que algún día os castigue haber nacido espuria, y femenina, mas teme más a vuestra prole
Que comande los destinos de los hombres, que soslaye en sus negras ataduras, el futuro
Maquinante de un paterno endemoniado y triste firmamento.

Pink Panther

Si fuera profundo como el Jazz
poderoso como el Blues y el Texas Radio and the big beat!

Sería capaz de sostener en mi mente el recuerdo lejano
qué el relámpago de su voz dejó.

Y la duna del instante se redujo a estruendo
lo mismo que un lamento lascivo de su boca
suplicando a la tormenta rosa un nuevo viaje al desierto.

Por momentos vió la sombra del "cherokee" y del "red skin".

Bourbon de carretera hacia la pantera
fue plegaria inmaculada
dentro del cerezo de carmín.

Qué fuera de este mundo sin la locura?
sin las cosmogonías de su delicada piel.

"Al son de la cubana noche"

Y es que en mi mente ya existías, y deambulabas eclíptica entre manchones de corrupta tinta, se que ya vivías ahí, infantil y acurrucada entre velos de carmesí, y plata resplandeciente, nunca pude ver tu rostro, pero ya eras mía, de mi mente, de la efigie nostálgica que solía visitarme en los callejones apagados del olvido, en la ciudad incorpórea que se extiende infinita en el cabal de mis pensamientos, solo cuando te conocí aquel viernes supe que eras tú, y la efigie paso a tener rostro, alma y nombre, y el jazz somnoliento te acercaba a mis devastadas palmas, y creí conocerte de nuevo, en aquel venerado astro en que te convertiste, radiante, escarlata, e ilegitimo, pero tal vez mi débil visión cubría en verdad tu rastro, las lentezuelas rotas de mis ojos no dejaban definir aun bien tu silueta, esbozarme tu sonrisa, acércame a tu aliento, apartar tu cabello, y oler tu terso cuello, donde tres estrellas se acumulan, en una fastuosa galaxia, única y sibilante, debo entonces agradecer a cuba y su sabor, el verdadero color de el tuyo rostro, y como olvidar esa magnífica luz de la Habana, que en su mentolado, brillo metálico, te desvelo, ahí, pura e inmaculada, tierna y tan fuerte, olvidar aquella fatua luz, esos momentos de noches interminables, de besos robados, otorgados y amalgamados, donde la bulliciosa y etílica Habana, abrió el acongojado y temeroso musculo que te repalpita en el níveo pecho “una roja flor para un purpureo corazón”

lunes, 7 de junio de 2010

Zar

Ecuánime fortunata de los bacanales Macedonios
Fontana rústica plebeya hija de placenta meridiana
Jornada Rusa de terciopelo gris
Gris oso.

Osco umbrío homogénico
Dios ámbar del padre escarlata
Reliquia ecléctica de plata
Mujer de semblanza lunar habla de vitrales gatunos.

Matanzas mudas propensas al zar
Devorando el camino de sus ojos
Su mirada juventina de los aquelárres siberianos
Es beluga, es mar.

El mistiscismo abierto del pordiosero hambriento
Sufre del prisma escueto del ángulo de su rodilla
Misma que retumba al cantar del balcán.

jueves, 6 de mayo de 2010

El sitial roto

I

¿Donde yace el quebranto yelmo?
En qué lugar se arremolina copiosa la sabia,
y la lanza cae despedazada?

¿Donde el príncipe se arrebata agonizando?
¿En cuál destronada balada se cantara su pesar, y el mío
y el de su reino?

¿Donde está el edicto celestial, bajo el cual su eterno pueblo se prolongaba?
En que lastimero brazo, estuvo sentenciado su lúgubre destino
Que funesto designio, profirió en labios misericordiosos su final?

Ya solo queda el loor, de un abatido pueblo
Un solo instante de estrellas agónicas reclamantes
Dos vistazos de una luna roja, que alzase por su otrora reino

Y la corriente que se eleva, repicando en blasones sangrientos
Donde las fanfarrias le lloran a sus muertos,
Y los vástagos entierran a sus padres, y las madres reclaman las bastardías del nuevo y victorioso dios





II


El nuevo padre comanda el trono
Y su frente se corona en la guirnalda de tus ancestros
Su fétida planta arremete al suelo que los vio nacer
Y la lasciva lengua desmorona la piedra, y consagra su verdad

La tierra te llora y el cielo se quiebra en tu pesar
El universo retembla, cuando los espurios labios resuenan el cuerno
Las doncellas se inmolan, antes de caer desvergonzadas ante el sátiro enemigo

EL suelo se extiende escorificado, bajo su labriego, y las plantas prefieren morir
Antes que adornar el reino arrebatado

Tu pueblo lentamente se extingue, y la mirada juiciosa del cosmos
nos prepara a tu encontrar
Espéranos en tu trono de nácar, y oro sempiterno, príncipe del ahora tu reino el firmamento"

“Hacia los palacios eternos de tu raza, vuela cobijado, en el heraldo de tu ominoso linaje, atisba, con valor tu reino centelleante, velo renacer tal vez algún día bajo la ceniza del burlesque y de la roca, suena el cuerno de guerra, y cabalga una vez más en la memoria de los bienaventurados “

martes, 4 de mayo de 2010

Marea consecuente de una bella porcelána.

De seda y porcelána la madrugada
luz pequeña apenas mortecina
despeñadero navajo para las bestias.

Amanecer neptuno
caleidoscopio de su suelto cabello.

De su tragedia, su comedia
asalto al veraniego ritual.

Mentor de fumarola
de faro de jardín
dieciócho percepciones ilegíbles.

La que unge
detona y serena grotescas hordas del desierto.

Signa con sagrado óleo las tempestuosas borrascas.

domingo, 25 de abril de 2010

Magenta sirena del estoico paisaje

Miramientos y condenas de las terzas olas sedientas
arrivan todas en comunión Babilónica.

He esperado los infortunios de tu demencial canto bajo las piedras carmesí.

Buscado ya las escamas dentro de los pilares de tu encuentro.

Me he encontrado sólo elegías y sopor.

Destierros he visto también, obra del demonio boreal.

Carnicera del instánte, androide gitana del oleaje.

Evoca una vez más al gigante, habitante de la planeta histeria.

Maldito perezco y tú fina gota de menta me oyes ladrar.

viernes, 5 de febrero de 2010

Fragmentos del oriente

El sabio de Arabia

Los recuerdos se contraen fugazmente se encajonan y apilan en lugares insondables de mi memoria, al fin recuerdo que nunca me pregunte sobre la vida, alguna vez un balbuceo errante lo menciono: ¿que es la vida?, en esos tiempos mi atisbo no viajaba ni un momento y respondía: La vida es lo que es. Una frase ni siquiera cuidadosamente tramada, un simple reflejo imperceptible a mi raciocinio, un haz de palabras que se proyectaban derribando muros, y dejando la razón de la pregunta lejos en el horizonte. Cuando me volví errante, y mis viajes se llevaban pedazos de mi ser, donde en esas boyantes correrías apilaban nuevos momentos, gratos y terríficos instantes que lapidaban los recuerdos más antiguos, volviendo mi memoria una librería de plomo sobre arenas movedizas e infinitas, donde el intrépido tergiverso de mi ser, intentaba hilvanar alguna sola verdad, donde todo era mentiras que raspaban lujuriosas, y efímeras, donde los verdaderos momentos vividos se borraban olvidados, dejando pasos a fantásticas historias que colmaban la librería de pesado y anhelante plomo, de una alquimia insoluta. Cuando al fin estuvo lleno el gigantesco atrio metálico, fui llamado sabio, mi aberrante espíritu busco conforte en la solitud anacoreta de la sierra inexplorada, el ensimismamiento de mis pesares fungían como paredes inexorables, en lo más salvaje de la tierra, ese lugar en que las bestias parecía comprender mi pesado detrimento, el cual las atormentaban o tal vez solo las llenaba de pena lastimera, donde ni los feroces zopilotes se atrevían a escudriñarme, cuando un pedazo de cadáver maloliente, les parecía un manjar, comparado con la falacia de mi petulante senectud, ese lugar que vio el crecer de mi larga barba, aquella que se extendió nívea por sobre mi inamovible cuerpo, ese sitio, que anunciaba la gélida migración estelar, fue ahí que resulte un sabio, alguna mentira debió cubrirme de verdades, pues el hambre no me azoto jamás, la intemperie parecía también lamentarse a mi vista, y solo pasaba logrando esquivarme de a poco .Peregrinaciones incesantes arremetieron mi morada, fatuos Califas, y vapuleados mendigos me colmaban de preguntas, a cada uno respondía con alguna mentira enarbolada, y a los desdichados que perdidos se topaban conmigo, les revelaba la más pura verdad que su corazón pudiese anhelar, así pasaron las edades, los arboles morían en mi lugar, las montañas se ahondaban y alargaban, las estrellas, parecían ahora mas benevolentes, en verdad lo llegue a saber todo, ninguna pregunta perturbaba mi porte por más de unos instantes, fue hasta que el joven príncipe, Ahmud Asim, se presento ante mi, y logro maquinar la única pregunta que no le podía responder: Ho! Gran sabio, para que mi reino sea prospero, y grande entre todo Arabia, quisiera saber ¿Qué es la vida?.

Nadie supo exactamente las palabras obsequiadas al joven principe, pero su reino se levanto durante mil años, y su estrella aun brilla poderosa en el cielo del desierto

martes, 5 de enero de 2010

Fauce

Sonáta a la tumba de la vanidad, historia séquita del vino

Perséfone mutila su melodía histérica y religiosa al omnipotente creador del alcohol

Besa la calva estepa láctea que habita en el hombro derecho del titán

Absurdo tinto, bacanal próspero

La malicia mental susurra al lobo de la orilla

Acoge en sus fauces cien garras de azufre

Balbucea a los vientres de la luna un mítico mar encendido

Enfunda por última vez en su desamparo el serpenteo de la sangre

He aqui el felatio, el magnánimo.