martes, 29 de junio de 2010

Psicotrópico #2 Vol. I

No sin antes emancipar mis demonios
No sin antes volver mi mente al polvo del teatro.

(Epifanías de poeta nómada)

Sabré de corceles de carnaval
No sin antes ver tu rostro en el profundo réquiem.

(Letargo de emperador)

Babel y los herejes de tus senos de atardeceres rojos
Las ninfas eróticas de la lumbre de tus ardientes tristezas
Navegan en la tierra de los laberintos.

Tierra hermana de sortilegios
Pecado mundano vuelto mujer
Nocturno palíndrome, excusa ésta gracia que hiere las pieles de cordero.

Conjuro! Haz lanzado un conjuro en una hipnosis etérea
Yo que dispuesto aspiro de tu opio
Cierro los ojos esperando la catársis gitana.

lunes, 21 de junio de 2010

El recinto sereno del paraíso

Mictlán se encontraba en el barrio chino
donde la orquesta fue detenida antes de la aduana matutina.

Allí el café era más negro que los gatos
dulcemente amargo como tu mirada bruja.

Desperté en el lado nocturno de la aurora
Rimbaud y Verlaine besaban sus cuerpos opulentos
atestados de poesía.

La bala mal dormida llegaba de tu beso
beso efímero que emana tu sangre.

Hablo de ti
recinto sereno del paraíso, escalinata fugáz
refugio para bestias.

Necesito tu mordaz soberbia para mi tedio
la odisea de tus lunas
el idilio de tu nombre.

domingo, 20 de junio de 2010

Radiante

Radiante

Epístola de todos los santos y mi cóncava idolatría
Astro vespertino, de inalcanzable aliento y crepuscular antagonia
Y que de cuantiosa extensión, el tuyo cuerpo se describe en clásicas
grecas estribaciones

De meridional y tétrica apología, de los vastos templos formados a tu gracia
Por los ojos escarlatas, de insondable ensañamiento, vuelta un retrato efímero, y agobiante,
Inmolado en belleza pura, simple y terrenal, Erigida en pilares sacros, semidivinos, y reverenciales

En las vueltas de la merced tortuosa, y las alas azabaches que dé la espalda brotan ennegrecidas
Que Ni en tu corona de espinosos cedros, se repelen espantados, en ese dios perecedero que en
vuestro mancillado seno se acongoja

Vuélvete a la mar de sus desgracias, cae del cielo, y fecunda el vasto embravecido

Canta por sobre sus crestas y saluda al marinero, trama canciones de leyenda, y llévalo a morar
Ahí dentro profundo, a donde el ahogado espectro los escuche

Funesta eres entre todas las mujeres y maldito sea el podrido fruto de ese vientre en virtud
Apaga el nauta y a su llanto, llévalo a zozobrar, pero teme el relámpago del celeste
Que algún día os castigue haber nacido espuria, y femenina, mas teme más a vuestra prole
Que comande los destinos de los hombres, que soslaye en sus negras ataduras, el futuro
Maquinante de un paterno endemoniado y triste firmamento.

Pink Panther

Si fuera profundo como el Jazz
poderoso como el Blues y el Texas Radio and the big beat!

Sería capaz de sostener en mi mente el recuerdo lejano
qué el relámpago de su voz dejó.

Y la duna del instante se redujo a estruendo
lo mismo que un lamento lascivo de su boca
suplicando a la tormenta rosa un nuevo viaje al desierto.

Por momentos vió la sombra del "cherokee" y del "red skin".

Bourbon de carretera hacia la pantera
fue plegaria inmaculada
dentro del cerezo de carmín.

Qué fuera de este mundo sin la locura?
sin las cosmogonías de su delicada piel.

"Al son de la cubana noche"

Y es que en mi mente ya existías, y deambulabas eclíptica entre manchones de corrupta tinta, se que ya vivías ahí, infantil y acurrucada entre velos de carmesí, y plata resplandeciente, nunca pude ver tu rostro, pero ya eras mía, de mi mente, de la efigie nostálgica que solía visitarme en los callejones apagados del olvido, en la ciudad incorpórea que se extiende infinita en el cabal de mis pensamientos, solo cuando te conocí aquel viernes supe que eras tú, y la efigie paso a tener rostro, alma y nombre, y el jazz somnoliento te acercaba a mis devastadas palmas, y creí conocerte de nuevo, en aquel venerado astro en que te convertiste, radiante, escarlata, e ilegitimo, pero tal vez mi débil visión cubría en verdad tu rastro, las lentezuelas rotas de mis ojos no dejaban definir aun bien tu silueta, esbozarme tu sonrisa, acércame a tu aliento, apartar tu cabello, y oler tu terso cuello, donde tres estrellas se acumulan, en una fastuosa galaxia, única y sibilante, debo entonces agradecer a cuba y su sabor, el verdadero color de el tuyo rostro, y como olvidar esa magnífica luz de la Habana, que en su mentolado, brillo metálico, te desvelo, ahí, pura e inmaculada, tierna y tan fuerte, olvidar aquella fatua luz, esos momentos de noches interminables, de besos robados, otorgados y amalgamados, donde la bulliciosa y etílica Habana, abrió el acongojado y temeroso musculo que te repalpita en el níveo pecho “una roja flor para un purpureo corazón”

lunes, 7 de junio de 2010

Zar

Ecuánime fortunata de los bacanales Macedonios
Fontana rústica plebeya hija de placenta meridiana
Jornada Rusa de terciopelo gris
Gris oso.

Osco umbrío homogénico
Dios ámbar del padre escarlata
Reliquia ecléctica de plata
Mujer de semblanza lunar habla de vitrales gatunos.

Matanzas mudas propensas al zar
Devorando el camino de sus ojos
Su mirada juventina de los aquelárres siberianos
Es beluga, es mar.

El mistiscismo abierto del pordiosero hambriento
Sufre del prisma escueto del ángulo de su rodilla
Misma que retumba al cantar del balcán.