lunes, 30 de noviembre de 2009

Pecatum Sororum

Pecatum Sororum

Hermana del pecado, de aquel edicto sacro que retumba en el firmamento,
Permíteme consagrarme unas ves mas, recordar las fibras musculares de tu suculenta geografía

Hermana del pecado, dejadme ofrendar aquel maravilloso templo,
Permíteme advenirlo hacia el oscuro placer de mi carnoso juicio

No temas más hermana del pecado, deja a tus entrañas aullar en el placer nostálgico de las estrellas, Loa a la luna que nos observa amalgamados

Ho hermana del pecado, entrégate una última vez, perpetua el agonizante deseo que se escapa sobre el recital etéreo y se eleva atravesando la densa niebla de tus labios, despedazándose en el monte que Venus recelosa atesora.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

He visto eternidades,
....................imperios alzarse,
y caer bajo el peso todopoderoso

....................de su propia miseria.
las montañas nauseabundas hechas con las osamentas
............de los vencidos por la hoja
y de los propios,
caídos por veneno,
....odio.................... y retribución


He visto la fugacidad de la vida
eternidades y derrotas,
eternidades y las ruinas inmutables
...


Porque el canto es eterno.
El canto de los días.
El canto de los dioses.
El canto de los hombres.


He vislumbrado la amargura de la derrota
y presenciado el canto de la victoria…


Porque el canto es eterno,
.............y pronto,
.........................(en verdad muy pronto)
ya no habrá quien lo escuche



Más el canto continuará
.......porque es el canto de la vida
..y el canto es la vida misma,

será mi condena y desdicha,

............quedar

cual fantasma,
cual recuerdo:

El ciego que canta lo que alguna vez vio en el páramo de la memoria…

El aire misericordioso del luto

La silueta de aquella entretejida piel es rostro del viento, es carne cruda de tulipán.
Lee cuidadosamente con sus labios el navegar de mis articulaciones, se presenta ante mi con una mancha fúnebre en toda su hambrienta soledad.

Acerca su faláz agonía al murmullo insoportable del lamento, promete con el oscuro de su deseo invocar la misericordia todo poderosa de los creadores.

El claroscuro de las levitaciones acata con intrépido rencor las líneas del entorno, retira al ejército encautador del luto, ese luto despiadado que entrega a la única verdad todas las penumbras existentes.

Desdeña de nuevo el abatimiento, se hace una conmigo en el acto, el ritual se hace pensamiento con los aromas.

La ceremonia eclesiástica es llana, la celebración Dionisiáca es sensitivamente nocturna, continente del placer, de la muerte.