¡Ecaret, Exumaret Na’thel!
¡Espesa incoherencia, velo de fragante asombro, retumba inerte
Álzate pues, en palastros de sacrílegos edictos!
Roe, las leyes del efímero Humano
Cumple mi viperina voluntad, y azota con el flagelo de mil y una potestades
Preséntate como legión en los abismos, y hurta las miradas del atónito mortal
Velo andante, repulsiva mortaja de los olvidados ídolos, ¡repta!
Prueba la amoral justicia de tu seda aberrante
Arremolina sus quejidos, ahogándolos en los placeres conspicuos de la eternidad
Estremece ya las visiones, y erige mesías de arcilla que se desmoronen ante la primera lagrima de su carne.
Pequeño funesto trapo, yo te convoco, de las fauces de los avernos….!
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