miércoles, 15 de septiembre de 2010

Vorágine

Y tantas ballenas noruegas a la distancia
la verde tundra esbozó una tempestad paralela.

El más absurdo teatro se infestó de lunáticas familias albinas y risas escuetas.

El carmín de su aroma reclamó al mundo con desdén.

Exigió de mis adentros un tanka y un haikú.

Y si alguna vez regresara a la tierra juré crearle una mezquita entera de literatura.

Mi literatura que cabalga sola en las agresivas olas del universo y en las páginas eternas del alcohol, en las notas de Chopin y en las noctámbulas alas de su vientre.

Si esta noche no me abate el desierto de Caín, la luna se verá avante.

Despertará con estrépito y a modo de culto ofrecerá su luz a tus fervientes noches de expedición cósmica.

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