lunes, 20 de septiembre de 2010

Exánime

Exánime

El viento parece evadirlo, el cielo le voltea una cara gris, y las miradas se desvían como si la luz no pudiera penetrar su oscuro semblante, tiene el seño fruncido, desgastado por el ir de los inviernos, sus atavíos melancólicos solo lo hacen perderse entre el bullicio citadino, sus ojos, que como cuencas semivacías atisban el horizonte, extraviados, perdidos en un secreto inconfesable. Las paredes lo regurgitan, su cuerpo se arrebata flagelado no por la ira del acero, si no por la indiferencia del sopor, su piel yerta se extiende sobre sus huesos, es un cadáver que deambula, que solloza sin sonido alguno la pérdida de sus entrañas. El vaivén de pululantes peatones, lo evita, lo ven moverse pero saben que es un muerto trotamundo, un aberrante despojo, gris lamento, memento del pasado, un manojo de cabellos desalineados, un otrora hombre que ha presenciado el momento en que su anima ha decidido abandonarle, dejándolo sin nada que vender a Satanás.

Confinado al averno exitencial de su memoria, a la dantesca sentencia autoproclamada, Un triste pseudo fausto que fatuo se encamina a su martirio...

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