sábado, 17 de enero de 2009

La ruptura de Oblivion

La ruptura de Oblivion

Estruendo filantrópico de sus manos. El Creador eterno busco en su mente Algunos engranes corrosivos e imperfectos, torpemente sus dedos rebuscaron entre una caja de despojos carmesí, los ángulos desgarraban sus yemas, y así cada creación mecánica se veía levemente empapada de la tersa sabia del “monstruoso”, y así lo conformo, y con esa saña fue creado, y hecho de pedazeria y sangre arrebatada nació, y su nombre retumbo en los confines mentales del firmamento, y su ser se volcó en lamentos inconformes, pues su bizarra existencia venia acompañada de dolores insoportables, de claustros imperecederos forjados en las ataduras del alma, donde leyes quebrantas dictaban su sentencia, en el lugar en que su deformidad tomaba poder sobre su mente

Elo! Ahí: “el Reptante ser deforme de los abismos”, el engrane que nunca embono en las maquinaciones del amo, y su estancia nefasta siempre acompañada de tristes y lapidarias Violas, y algunos cantos sopranos que lo encaminan, que vuelven sus lagrimas, una opera exquisita y funesta.
Y así esta consagrado al olvido, a ser el olvido en si!, a forjar en las fraguas del dolor, los destinos presurosos de cientos de creaciones imperfectas, a ser el patrón de los descarriados, acogiendo en su seno de dolor a esas almas inoportunas de un tiempo ajeno, ser por siempre “el olvido”. Y tal vez con un poco de suerte, alcanzara a todos y cada uno de nosotros, devorándonos de poco, engullendo lentamente cada parte que nos ancla al tiempo, atrayéndonos hacia el invierno eterno de su alma, volviéndonos carmesí.

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