jueves, 22 de enero de 2009

Kumari Kandam

குமரிக்கண்டம்

Caminos ensangrentados, sustratos vividos de la inocencia

senos maternales torpemente esbozados en la lujuria de su ser

Idílicos momentos de incestuosas avaricias mentales

todo eso amputado de la estirpe de un avasallante astro

uno que surcaba los confines pedregosos de ciénegas muertas, donde las lechuzas encarnadas se desviven ignominas en la sátira vespertina

soplos, de una lluvia existencial, mementos de una vasta coherencia, nuevos nacidos bajo brazos de blancura escarlata

ríos sin retorno, diseños neutros en una carboncillo desquebrajado por el ojo sempiterno, donde la viperina presencia envuelve en anillos de lamentos y verdades, de realidad extrema, donde cucharadas de sabiduría son saboreadas por los caprichosos seres de otrora, donde las tierras de allende se pierden inconmensurables a la vista.
Ho tan mágico lugar, una senda perdida, devorada y asfixiada por la selva de la pureza, donde los incólumes Ángeles se arrebatan borrando las señales, arremolinándose en hordas de coros, rompiendo a cantatas los secretos máximos, donde la verdad se despedaza en pro de la justicia, aquel mítico lugar que con esencia propia lucha!, y lo hace por explotar, por dotar a todos sus hijos de la mas pura verdad, en el que yacen ensangrentadas las pútridas manzanas que semejan la pululante raza que ahora lo visita.

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