domingo, 2 de noviembre de 2008

El velo de Astaroth

Con los ojos perdidos bruscamente en la inocencia, mientras etéreos ejércitos desgarran el firmamento en incólumes bandadas de placer, sacrilegios fugaces que se escapan por sobre el rabillo de la ciega mirada, tentando el corazón, llevándolo hacia el vacío, dentro de un erótico vendaval de cósmicos destellos, donde la diestra Astarthe se funde repelida por el mundo, donde viaja con la fuerza de los huracanes, avasallando con una plena gravedad de misterios nebulosos, de sueños rotos que exhuman su sabia, planificando la grandeza eterna del perfecto momento, dejando un sabor quinestesico inolvidable, tallado impetuosamente en el inmemorial recuerdo encerrado en el vacío, llegando a tocar atmósferas placenteras de un visual desgajamiento, donde los bólidos se destrozan con su fuerza chocando, convirtiéndose en pinceladas carmesí, solo tenues vestigios de la senda que alguna ves recorrí.

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