sábado, 30 de octubre de 2010
Manicomios de Babel, rapsodias de Calcúta y vinos de Dublín.
Diáfana la galaxia se encuentra y deshilvanando cabalmente los tumbos de la sirena corsaria voltea al centro cortesano de la risa onírica que emanan las hojas mordáces de un Chac-mool, Odín o Bukowski perturbado de la memoria y lúgubre esencia de mujer de llama escarlata y olivo manantial. Hasta siempre cordura mia, letargo y locura taciturna. Fenezco! Tan sólo el laúd y el espejo estambulí de las rivieras gobiernan éstas rapsodias tranparentes y naturales de los sonidos de tu falda. Meces tu lejana boca en las elípticas olas de mi razón y caigo inconsciente en los mares profundos del universo de tus ojos.
miércoles, 27 de octubre de 2010
Oriun död nuirO
Oriun död nuirO
Torpe arrastre y la calle rota, los pies molestos llagados lloran, llaman al descanso, después se vencen, venidos vetustamente en dolor, dogmatico doloso, y la calle infinita lo aborrece, abominable aborigen, que señalado escapa, estoico estupro de su raza, que violenta con su verbo al padre santo, sana sanguijuela de palacetes diesmicos e indulgentes, inadecuadas inadaptancias, que martillan al pusilánime autóctono, autómata autista de lagrimas desérticas; corruptas correosas corridas que deslizan sus mejillas, arrastrando las penurias en la rueda de la quasivida, vieja vid viciosa, vil vituperio vivaracho.
Torpe arrastre y la calle rota, los pies molestos llagados lloran, llaman al descanso, después se vencen, venidos vetustamente en dolor, dogmatico doloso, y la calle infinita lo aborrece, abominable aborigen, que señalado escapa, estoico estupro de su raza, que violenta con su verbo al padre santo, sana sanguijuela de palacetes diesmicos e indulgentes, inadecuadas inadaptancias, que martillan al pusilánime autóctono, autómata autista de lagrimas desérticas; corruptas correosas corridas que deslizan sus mejillas, arrastrando las penurias en la rueda de la quasivida, vieja vid viciosa, vil vituperio vivaracho.
jueves, 21 de octubre de 2010
¡Ecaret, Exumaret Na’thel!
¡Ecaret, Exumaret Na’thel!
¡Espesa incoherencia, velo de fragante asombro, retumba inerte
Álzate pues, en palastros de sacrílegos edictos!
Roe, las leyes del efímero Humano
Cumple mi viperina voluntad, y azota con el flagelo de mil y una potestades
Preséntate como legión en los abismos, y hurta las miradas del atónito mortal
Velo andante, repulsiva mortaja de los olvidados ídolos, ¡repta!
Prueba la amoral justicia de tu seda aberrante
Arremolina sus quejidos, ahogándolos en los placeres conspicuos de la eternidad
Estremece ya las visiones, y erige mesías de arcilla que se desmoronen ante la primera lagrima de su carne.
Pequeño funesto trapo, yo te convoco, de las fauces de los avernos….!
¡Espesa incoherencia, velo de fragante asombro, retumba inerte
Álzate pues, en palastros de sacrílegos edictos!
Roe, las leyes del efímero Humano
Cumple mi viperina voluntad, y azota con el flagelo de mil y una potestades
Preséntate como legión en los abismos, y hurta las miradas del atónito mortal
Velo andante, repulsiva mortaja de los olvidados ídolos, ¡repta!
Prueba la amoral justicia de tu seda aberrante
Arremolina sus quejidos, ahogándolos en los placeres conspicuos de la eternidad
Estremece ya las visiones, y erige mesías de arcilla que se desmoronen ante la primera lagrima de su carne.
Pequeño funesto trapo, yo te convoco, de las fauces de los avernos….!
viernes, 15 de octubre de 2010
De hechizos y otros conjuros otoñales.
De la altura de un ocaso
se musitan los serenos valles
de una ninfa occidental
que da la muerte perfecta al ciervo redentor.
Aquél despojo amargo y deseado
incordia lastimosamente con estrépito y penumbra
a sacerdotes mudos que inmóviles ven con benevolencia
los actos ancestrales de la bruja.
Maldicen y bendicen con el yugo de su vida
las manifestaciones evocadas por su mano.
El incienzo de su boca habrá de prevalecer
por siglos en los aquelárres profanos de la belleza humana.
Así, hasta que el universo colapse y nazca una tarde púrpura
capaz de iluminar de nuevo a la ninfa.
*A Yeyetsi.
se musitan los serenos valles
de una ninfa occidental
que da la muerte perfecta al ciervo redentor.
Aquél despojo amargo y deseado
incordia lastimosamente con estrépito y penumbra
a sacerdotes mudos que inmóviles ven con benevolencia
los actos ancestrales de la bruja.
Maldicen y bendicen con el yugo de su vida
las manifestaciones evocadas por su mano.
El incienzo de su boca habrá de prevalecer
por siglos en los aquelárres profanos de la belleza humana.
Así, hasta que el universo colapse y nazca una tarde púrpura
capaz de iluminar de nuevo a la ninfa.
*A Yeyetsi.
jueves, 14 de octubre de 2010
Hybris
Eres la hybris de mi palabrería
Vuelta lacónica y un mármol de arabia
Esculpir en tu nombre la grandeza de las olas
Solo para verlas desquebrajadas en la sutileza de tus voces
De esa boca que a latigazos explica, hiere y lamenta
Eres la hybris de mis elegías
Extraviada cuenca que mi cuerpo encuentra perfecta
Simetría ilusiva, donde las manos necias se abalanzan
Tú, memento de los dioses inexistentes, de mí atormentada psique
El nicho imperecedero de mi fugaz deseo
Eres la hybris de mi lujuria
Beldad cuantiosa que sempiterna marchas sobre mi memoria
Celadora de mi pensamiento astral
Que zozobra entre los recovecos de tu cuerpo
Abdomen de nirvana insospechado, terciopelo vehemente del firmamento de mi onírica estadía
Eres la hybris de mis entrañas
Centellante lumbrera, exquisita aristócrata de oropel y cristalina sabiduría
Y es tu mente que opaca a tu belleza
Y es la musa que batalla con la idealista
Hybris de vertiginosas contradicciones,
A la que estoy condenado a abrazar, hasta que el choque de su ser despedace mi existencia.
Vuelta lacónica y un mármol de arabia
Esculpir en tu nombre la grandeza de las olas
Solo para verlas desquebrajadas en la sutileza de tus voces
De esa boca que a latigazos explica, hiere y lamenta
Eres la hybris de mis elegías
Extraviada cuenca que mi cuerpo encuentra perfecta
Simetría ilusiva, donde las manos necias se abalanzan
Tú, memento de los dioses inexistentes, de mí atormentada psique
El nicho imperecedero de mi fugaz deseo
Eres la hybris de mi lujuria
Beldad cuantiosa que sempiterna marchas sobre mi memoria
Celadora de mi pensamiento astral
Que zozobra entre los recovecos de tu cuerpo
Abdomen de nirvana insospechado, terciopelo vehemente del firmamento de mi onírica estadía
Eres la hybris de mis entrañas
Centellante lumbrera, exquisita aristócrata de oropel y cristalina sabiduría
Y es tu mente que opaca a tu belleza
Y es la musa que batalla con la idealista
Hybris de vertiginosas contradicciones,
A la que estoy condenado a abrazar, hasta que el choque de su ser despedace mi existencia.
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