sábado, 12 de noviembre de 2011

En los jardines perpetuos de Bagdad.

Cien cierzos amurillados dentro del paraíso ocre de la arcilla lunar padecen el abyecto hechizo de espinas escarlatas.

Hollín en ciernes.

Musítame, bengala elísea del jardín de las siestas, tu bélico canto.

Aflora el mimético e impoluto deseo de tu halo con la vara macilenta de tu encanto paradigmático.

Siderosa menta.

Sublime odalisca que ruedas terciopelo de la más inquieta letra de tu meridiano aire crepuscular.

En los jardines perpetuos de Bagdad se encuentra la media luna roja que bendices con piedra de arena; Al Qur'ān Al Karīm.

El variopinto sol de quintaescencia soslaya tu onomástico cabello que decanta a los desiertos.

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