martes, 1 de marzo de 2011

El hombre de la biblia roja.

Y ha despertado antiquísimo en el blanco del barróco suyo.
Perdido en los epílogos mortinatos de la letra.
Oraciones perfumadas o pestilentes han de cavar soberbias tumbas sin laureles.
Dinásticos salmos se apoderan de la uva rota de sus huesos.
Ostenta raquítico seres etéreos del bolso de Dios.
Pitecántropo de mazmorra y claustro mundáno de lo humano.
Ha esculpido un universo de mundos, paraísos e infiernos fácticos.
Han de devorarle los cóndores bardistas, poetas sin refugio ni eyewitness protection.
Paradigma.
Asilo de liturgia.
Profecía de tierra aguardentada.
Amanece el nocturno alba.
Después maldecir la bendición.
Y ha despertado antiquísimo en el blanco del barróco suyo.

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