lunes, 7 de marzo de 2011

Rapsodias impías [I,II]

Rapsodias impías

I

Ve de lleno, sin freno, avante en el vacio
Choca sin pena, sus senos lacera
Son de una perra las carnes enmohecidas
Putrefacta Sodoma en su espalda derramada
Una insospechada vid lechosa de rancido fermento

Tu espada su Venus, tu muerte su elixir
Ponzoña del velo siniestro, En trémulo coloquio descarriado y modesto
Aúlla bajo las mil lunas, burdel del sacro santo esperpento
Viril despojo, cacique cadavérico, viseras en el platón de su aquel sanctorum sexo

Hael-uhan-nerial Y mestizos ojos, en impía virgen rebatados
Derramante mercurio, incólume incesto Hael-uhan-nerial
Hael-uhan-nerial Sangre afrenta de la patria eterna

Selphunäen zozobra el éter. Del níveo trono alto en los cielos, como profundo en los abismos donde el negro sitial. Como baja, sube Selphunäen, hombres le reciben, niños degollados a las aras de su cuerpo, doncellas que danzan en trémula inmolante muerte, sacrificio glotal de su etéreo juicio, Selphunäen empuña el harpa, las moscas le bailan el momento, Ha venido donde los hombres, Rey , poeta y sacramento.

El desahucie de una luna, con crimeo juramento, Selphuniel, gira con abrupto ensordamientos, galaxias, humos, ecos, y lamentos.

Al’Selphun, comanda el áscar por tu vientre, rampante y desahuciado, anhelo de sabia grotesca, que se derrama, en el grifo escéptico, andar de su tormento.


II
Se quiebra derramado en centellas inertes, que conviven en la progenie de aquel mentor.

Un sueño se alborota y crece, engulle, y lo mira desde el exterior, de ese sueño, del mismo sueño, de tercera persona encallada en la deforme conciencia.

El sueño se alebresta, y escapa. Rompe aquel cerco impuesto, flautas enmoehecidas que no dejan de vaticinar la fantasía.

Y el sueño observa desde las alturas, colosal Babilonia de rasgantes pechos, Puta alcabo de unos cuantos roces, y así le observa.

Babea la chorrienta panacea que alimenta el blasfemo mesías, el placer es apenas comparable con el exquisito dolor en la cruz, esa ampolla de apenas perceptible lujo, se desvanece en los recuerdos, del coronante espinado que lo corre en ires y venires, mas venires en placeres.

Waltz de mesiánico tenor, las piernas incólumes, mallugadas en oxidosos hierros se revuelcan, cadera de circular tambor, tantas repetidas veces acomete, y acomete, ¡Hay! De las vírgenes irredentas que los cristos negros del edén atrevieron a corromper.

Huye trastabillando, los vientos le mascullan entre dientes, gélidas trompetas, triumbirantes de placer.

Agónico Canónico en el cetro de su padre, Canónico agónico en el sexo de su madre
La bestia de babilonia comanda ahora ya la marcha.

Espalda imbatible, serpiente trémula, escoriación del flagelo andante, Vuela, y yace, abarca el cosmos, Serpiente Impía que libera al hombre, Kundalini del redentor fallecimiento.

1 comentario:

ErnestRHels dijo...

magistral hiat robar, no hacen falta mas palabras, mi silencio denota tu majestuosidad