lunes, 28 de febrero de 2011

De amarantos hieráticos y algunos maleficios.

La otredad de los secos árboles. El manifiesto primigenio teñido de fuego, ceniza, vermut y carruseles incesantes de alabanza rupestre, aposentada.

Vestigio brea.

Bermellón de escarlatado carmín, profunda es la hoguera. Beata tu iracunda seda.

Marchita la ciudad cual Sodoma hirviente en tu permanente ausencia.

Disipas.

Columnas de espeso humo.

Errante, inequívoca.

Inquisidora de guerrero jaguar.

Permanezco.

Insolente al cándido fulgor, fruto de percusión.

Funesto e insípido Tláloc, abatido por el beso inocuo de tu mirada.

Retoño ambivalente de dicha fortuna heráldica.

Cabello quemado.

No hay comentarios: