Te llamare Astarté
Raudo manjar de caricias femeninas, consorte ignomine que os atrevéis a boyar en mi onírica morada, ¿de dónde? en el vendaval de phantasmagorias habéis salido vos; tan sublime como ninguna, tan cálida como los soles, algún día averiguare vuestro nombre, y cabalgare mil estrellas para encontrarte, ahora que se de vuestra existencia parto a vuestro encuentro.
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