¡Alzaos hijos de la maldición!
Derramad la copa de la victoria
sobre la espalda de la venganza.
Fornicad con la neblina de vuestra perdición
¡Derrotad toda mentira hecha de luz!
Y derrumbad la cúpula celeste,
que al caer, se lamentara
entre el rugir de nuestras risas.
¡Alzaos hijos de la maldición!
Porque somos muchos
Y nuestros puños ensangrentados
derrocaran a los necios
victimas de sopores enlutados
¡Bramad al cielo, alzad la manos,
mirad sonrientes hacia el vacío
y reclamad vuestro verdadero legado!
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