I
Pardos escultores de marfil
revuelcan el alambre negro
que ata el estallido en tijuana
y en otras latitudes.
Las visperas hidráulicas
forman hileras de rameras
buscando centavos
y piedras celestes.
Escultores pardos
musas maquilladas
y el centro de atencion
será la fortuna.
Para todas aquellas
multitudes árabes que no comprendan
el estado pardo.
II
No existen las paces celestes
por donde quiera que pasen las orcas
el mundo está hundido
en penas y en glorias.
Y el absurdo coliseo
de peste y rosas japonesas
entrega la total conciencia
a los musulmánes benedíctos.
No seas hipócrita mujer!
resbalas al primer tacto
con el fuego y la mano
del primer vagabundo.
No sabes de comer
ni de estrategias miserables
sólo de fuertes hipnosis
que no sirven de nada.
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