Adiós a la gran Neo-Tenochtitlán
Orbe consagrada en asfalto y fuerte el concreto de tu vientre, las entrañas pétreas de la allende gran Tenochtitlán, dejarte es una noche triste siempre al corazón, dejar mi tesoro de encontrarte para regresar, ¿nos encontraremos de nuevo monstruo cosmopolita?
Debatirse con la mirada buscando un horizonte que se pierde entre tus amplias calzadas, Y la vetusta disposición de tus múltiples iglesias, todas ellas con los muros tristes donde el tezontle se siente ajeno en el dogma de ultramar, agraciadas en un gris que no deja de recordar el sangriento nacimiento de sus orígenes, compartiendo la santa tierra, con los colosos que se alzan inconmensurables hacia el cielo, desgajando las nubes con su temple de hierro e impoluto cristal. Y por debajo en el ras de tu asfalto sucinto, la raza de cobre camina infatigable, pulula entre las ruinas de su gran ciudad y la moderna feroz aglomeración que devora el pasado, lenta e inexorablemente.
Adiós sea esta mi noche triste, llevarme conmigo el pulque de tus tantas laboriosas y generosas manos, el calor de tu cobriza raza que se debate en el monzón de hierros sobre cauchos, que arremete su carne en los vagones que se extienden enmarañados en su viaje al inframundo, logrando burlar el no regreso, para salir de nuevo junto a Tonatiuh, hasta que este se fatigue de brillar.
lunes, 26 de diciembre de 2011
miércoles, 14 de diciembre de 2011
Epístola a Fernanda.
Diluvios que no cesan en denuesto.
Epístola a Fernanda.
Salmo.
De un intenso cardenal tan absoluto como edén de la noche brotó su incisivo alumbramiento, la luz del relámpago.
Diosa en la Tierra.
Concepción.
Santísimo pecado esculpido del sosiego.
La sonata ocupa el cuerpo.
Pulchri astrum.
Mantos del Cielo.
Intempestiva nebulosa, vienes y aborreces las nubes lacerantes.
Rapaz a isla griega.
Cuasieterna, cuasiperfecta.
Tu inmortal oro.
Cielo.
No es sino el desolado aliento de Céfiro; murmullo de viento.
Viento a ti.
Ignis.
Ennegrecida puerta del norte, eterno Sol.
Delicada literatura y vieja epopeya.
Dialéctica forma misteriosa irreprochable, irreligiosamente piadosa.
Bosque.
Exhumado romance, vuelvo a ver los ojos, al espíritu máximo del ardor femenino.
Ahora luce el principio.
Trémula.
Digna cuando hunde lo perecedero y vulgar a la posesión del suelo.
Inmutable cisne alado.
Náyade.
Prodigio.
La carabela viaja para la diurna, taciturna y nocturna.
Sobre su lúgubre tarde.
No hay lupanar.
Nada soez.
Cántiga.
Oda musitada derredor.
Vahído el mundo.
El universo abre con fragor las puertas para la imperiosa.
Epístola a Fernanda.
Salmo.
De un intenso cardenal tan absoluto como edén de la noche brotó su incisivo alumbramiento, la luz del relámpago.
Diosa en la Tierra.
Concepción.
Santísimo pecado esculpido del sosiego.
La sonata ocupa el cuerpo.
Pulchri astrum.
Mantos del Cielo.
Intempestiva nebulosa, vienes y aborreces las nubes lacerantes.
Rapaz a isla griega.
Cuasieterna, cuasiperfecta.
Tu inmortal oro.
Cielo.
No es sino el desolado aliento de Céfiro; murmullo de viento.
Viento a ti.
Ignis.
Ennegrecida puerta del norte, eterno Sol.
Delicada literatura y vieja epopeya.
Dialéctica forma misteriosa irreprochable, irreligiosamente piadosa.
Bosque.
Exhumado romance, vuelvo a ver los ojos, al espíritu máximo del ardor femenino.
Ahora luce el principio.
Trémula.
Digna cuando hunde lo perecedero y vulgar a la posesión del suelo.
Inmutable cisne alado.
Náyade.
Prodigio.
La carabela viaja para la diurna, taciturna y nocturna.
Sobre su lúgubre tarde.
No hay lupanar.
Nada soez.
Cántiga.
Oda musitada derredor.
Vahído el mundo.
El universo abre con fragor las puertas para la imperiosa.
lunes, 5 de diciembre de 2011
wādi al-ḥiŷara
wādi al-ḥiŷara
Plaza sobre banqueta de glorieta andaluz, alféizar de vino tinto de rosada sangre, vid irreprochable de la sin-razón, de callejas donde el marfil se abalanza en carruajes fantasmales; Calle sobre piedra, en cantera sobre empedrado luna tenue, faz inmensa de las tierras ganadas, ciudad al cabo, de un interminable soplo tu ajetreo; Calzada sobre cosmos, polis sobre gente, gris andante y ocre, de noches que susurran hacia el frente, agua sobre el arabesco que tu nombre lo retiene, Allah-jero- el cerrajero celador de mis recuerdos, de ese tenue viaje la sonrisa de la musa, y pauta de mi desconcierto.
Plaza sobre banqueta de glorieta andaluz, alféizar de vino tinto de rosada sangre, vid irreprochable de la sin-razón, de callejas donde el marfil se abalanza en carruajes fantasmales; Calle sobre piedra, en cantera sobre empedrado luna tenue, faz inmensa de las tierras ganadas, ciudad al cabo, de un interminable soplo tu ajetreo; Calzada sobre cosmos, polis sobre gente, gris andante y ocre, de noches que susurran hacia el frente, agua sobre el arabesco que tu nombre lo retiene, Allah-jero- el cerrajero celador de mis recuerdos, de ese tenue viaje la sonrisa de la musa, y pauta de mi desconcierto.
viernes, 2 de diciembre de 2011
Ambarina luciérnaga.
De trémula espesura de planeta es su sonante sedal.
Rosa impostora.
El agua cae por sí sola.
Los festejos envueltos en infinitos racimos de Diosa.
Abrego suspiro vivencial al polen de Venus.
Mariposa de escasa corriente áspera; la resucitadora de almas gredosas.
Vacuidad sonora con flor y estepa.
Ambarina luciérnaga de valle cordillero, vistes la sombra de la noche con el incendio del geranio.
Derrumbas el interminable camino con labios de alba.
Verdoso valle abrasado de encino germinal.
La máscara de tierra, fuego y almendro que dubitativa se obstina en las rocas puras del vuelo rojo abre sus uvas al barro inmaculado de tu sustancia dulce.
Libre esmeralda solemne y florecida, miras religiosamente bendita el hurto con pétalos de desprecio.
Oda al desdén.
Remota es la purulenta ciudad que valerosa incineraste.
Reuniste con ocasos los cuarzos tiernos de las lunas y amparaste con poesía la hostil embestidura que tuvo el jardín de los abismos pulcros.
Extraña aurora de vientos galopantes, rupestres.
Loto y natura.
Rosa impostora.
El agua cae por sí sola.
Los festejos envueltos en infinitos racimos de Diosa.
Abrego suspiro vivencial al polen de Venus.
Mariposa de escasa corriente áspera; la resucitadora de almas gredosas.
Vacuidad sonora con flor y estepa.
Ambarina luciérnaga de valle cordillero, vistes la sombra de la noche con el incendio del geranio.
Derrumbas el interminable camino con labios de alba.
Verdoso valle abrasado de encino germinal.
La máscara de tierra, fuego y almendro que dubitativa se obstina en las rocas puras del vuelo rojo abre sus uvas al barro inmaculado de tu sustancia dulce.
Libre esmeralda solemne y florecida, miras religiosamente bendita el hurto con pétalos de desprecio.
Oda al desdén.
Remota es la purulenta ciudad que valerosa incineraste.
Reuniste con ocasos los cuarzos tiernos de las lunas y amparaste con poesía la hostil embestidura que tuvo el jardín de los abismos pulcros.
Extraña aurora de vientos galopantes, rupestres.
Loto y natura.
miércoles, 30 de noviembre de 2011
Nephelim
Nephelim
Lo observe lentamente mientras sus alas escarlata se desplegaron armoniosamente en fulgor, el resplandor vehemente irradió mis sentidos, mi entumecido cuerpo se desquebrajo en una somera sonrisa… era solo el recuerdo de un sueño en el septentrión de mi memoria.
Legado en tierra ajena, y vultura familia la que inexistente no te acoge, no hermano alguno encontraste en la yerma patria, no haz alguno solar en tu cuerpo calor te dio, y en la mirada expiada de los dioses el temor de tu impura carne se revela como la fatua runa de tus ancestros
Mas la materna culpa carga el pecado de la abominación que eres al traer sido en recto mundo, pecado de los campos, yerro luminoso que aun podrido escondes en tus sienes la luz de las centellas que en otrora de tus padres tronos fueron
Ya no es heraldo las palabras que de los tuyos, las almenas del progreso y las alianzas de pasados tiempos, una vez fluyeron, ahora raza expuesta, enmohecida y sibilante ante los ojos de aquellos medios hermanos que recelosos siempre la tuya gran sapientia con temor y devoción admiraron
Triste es el futuro en las fatuas alas de tu cuerpo, lóbrego es el llanto que corona tu destierro, Nephelim hijo de los dioses, no hay refugio entre los tuyos, pues a ninguno de los reinos perteneces, ya pagado caro vuestras madres en el cadalso han penado su error, yacer en el lascivo orgasmo de los dioses otorgando el profano vientre.
Detenido como estaba mi pensar, hilando los momentos, buscando entre palabras desquiciadas algún confort que me sirviera a explicarlo, era la sombra de un mensajero, el reflejo del espejo que alado como el cuervo, vaticinaba las penurias que azoraban las nubes de tormenta.
Lo observe lentamente mientras sus alas escarlata se desplegaron armoniosamente en fulgor, el resplandor vehemente irradió mis sentidos, mi entumecido cuerpo se desquebrajo en una somera sonrisa… era solo el recuerdo de un sueño en el septentrión de mi memoria.
Legado en tierra ajena, y vultura familia la que inexistente no te acoge, no hermano alguno encontraste en la yerma patria, no haz alguno solar en tu cuerpo calor te dio, y en la mirada expiada de los dioses el temor de tu impura carne se revela como la fatua runa de tus ancestros
Mas la materna culpa carga el pecado de la abominación que eres al traer sido en recto mundo, pecado de los campos, yerro luminoso que aun podrido escondes en tus sienes la luz de las centellas que en otrora de tus padres tronos fueron
Ya no es heraldo las palabras que de los tuyos, las almenas del progreso y las alianzas de pasados tiempos, una vez fluyeron, ahora raza expuesta, enmohecida y sibilante ante los ojos de aquellos medios hermanos que recelosos siempre la tuya gran sapientia con temor y devoción admiraron
Triste es el futuro en las fatuas alas de tu cuerpo, lóbrego es el llanto que corona tu destierro, Nephelim hijo de los dioses, no hay refugio entre los tuyos, pues a ninguno de los reinos perteneces, ya pagado caro vuestras madres en el cadalso han penado su error, yacer en el lascivo orgasmo de los dioses otorgando el profano vientre.
Detenido como estaba mi pensar, hilando los momentos, buscando entre palabras desquiciadas algún confort que me sirviera a explicarlo, era la sombra de un mensajero, el reflejo del espejo que alado como el cuervo, vaticinaba las penurias que azoraban las nubes de tormenta.
lunes, 21 de noviembre de 2011
Lázaro
Lázaro
Ahí despojado de humanidad, boca sin reino, y esperanza nulificada.
Ahí sin atavíos ni carne al hueso, bella su desnudez.
Ahí donde el verbo aun no existe para describir, la verdad irrevocable.
Ahí ensañamiento turbio, te arremolinas bajo la caballera de carmín.
Es cuando entona, las partículas se unen sin miramientos, se apelmazan, amontonándose en armonía, amalgamadas; vienes tú; verbo celeste, con tu sentencia irónica llenas cada uno y todos, mas ningún recoveco se escapa de ti, de tu imperez que ahora socaba la nada del allende.
Lázaro levántate y anda.
Arrebatado del descanso puro y solemne de los muertos, ya el peso de la piel y el cansancio del musculo arremeten una vez más el ímpetu del mortal, bajo una bóveda abrasadora, aquella donde los astros nunca duermen, en cual al día el desierto se inflama bajo la inexorable guardia del incandescente sol, uno que al refugio de la noche se fragmenta en gélidos flagelos, bienaventurada sea tu marcha, de vuelta en penurias y la idolatría de los perversos, anda numen Lázaro, avío puro de su fe.
Ahí despojado de humanidad, boca sin reino, y esperanza nulificada.
Ahí sin atavíos ni carne al hueso, bella su desnudez.
Ahí donde el verbo aun no existe para describir, la verdad irrevocable.
Ahí ensañamiento turbio, te arremolinas bajo la caballera de carmín.
Es cuando entona, las partículas se unen sin miramientos, se apelmazan, amontonándose en armonía, amalgamadas; vienes tú; verbo celeste, con tu sentencia irónica llenas cada uno y todos, mas ningún recoveco se escapa de ti, de tu imperez que ahora socaba la nada del allende.
Lázaro levántate y anda.
Arrebatado del descanso puro y solemne de los muertos, ya el peso de la piel y el cansancio del musculo arremeten una vez más el ímpetu del mortal, bajo una bóveda abrasadora, aquella donde los astros nunca duermen, en cual al día el desierto se inflama bajo la inexorable guardia del incandescente sol, uno que al refugio de la noche se fragmenta en gélidos flagelos, bienaventurada sea tu marcha, de vuelta en penurias y la idolatría de los perversos, anda numen Lázaro, avío puro de su fe.
miércoles, 16 de noviembre de 2011
Yuga
Yuga
De lúbricas grafías e irreconocibles notas, trementina danzarina ya viene engalanada, siete espadas ella clama, comandada a destruir impío cosmos, Khali a tu nombre yo atormento, en tu seno alimento, y desgajo el firmamento.
Bajo aquella danza vuestra, el vino sediento de carmín, en aras de tu gloria inmunda te ofrendamos; homo, sacrificio, y detrimento.
Khali vénganos tu profano reino, a Shiva enclaustrado hemos, llora y danza en tu recuerdo.
En tus cenizas nuevo hombre, ciencia y credo, bajo tus plantas calaveras, avante humanidad de Khali tus bastardos hemos puesto.
De lúbricas grafías e irreconocibles notas, trementina danzarina ya viene engalanada, siete espadas ella clama, comandada a destruir impío cosmos, Khali a tu nombre yo atormento, en tu seno alimento, y desgajo el firmamento.
Bajo aquella danza vuestra, el vino sediento de carmín, en aras de tu gloria inmunda te ofrendamos; homo, sacrificio, y detrimento.
Khali vénganos tu profano reino, a Shiva enclaustrado hemos, llora y danza en tu recuerdo.
En tus cenizas nuevo hombre, ciencia y credo, bajo tus plantas calaveras, avante humanidad de Khali tus bastardos hemos puesto.
sábado, 12 de noviembre de 2011
En los jardines perpetuos de Bagdad.
Cien cierzos amurillados dentro del paraíso ocre de la arcilla lunar padecen el abyecto hechizo de espinas escarlatas.
Hollín en ciernes.
Musítame, bengala elísea del jardín de las siestas, tu bélico canto.
Aflora el mimético e impoluto deseo de tu halo con la vara macilenta de tu encanto paradigmático.
Siderosa menta.
Sublime odalisca que ruedas terciopelo de la más inquieta letra de tu meridiano aire crepuscular.
En los jardines perpetuos de Bagdad se encuentra la media luna roja que bendices con piedra de arena; Al Qur'ān Al Karīm.
El variopinto sol de quintaescencia soslaya tu onomástico cabello que decanta a los desiertos.
Hollín en ciernes.
Musítame, bengala elísea del jardín de las siestas, tu bélico canto.
Aflora el mimético e impoluto deseo de tu halo con la vara macilenta de tu encanto paradigmático.
Siderosa menta.
Sublime odalisca que ruedas terciopelo de la más inquieta letra de tu meridiano aire crepuscular.
En los jardines perpetuos de Bagdad se encuentra la media luna roja que bendices con piedra de arena; Al Qur'ān Al Karīm.
El variopinto sol de quintaescencia soslaya tu onomástico cabello que decanta a los desiertos.
domingo, 30 de octubre de 2011
Parajes cotidianos de la alquimia celeste.
La alquimista.
Todo síntoma soez que se escapa inválido a la sorna de los albas es una apología verbenal que atisba suspicacias cataclísmicas y magistralmente redentoras.
Síntoma elocuente de marfil e incienso, da fulgor a este tedio de supuesta quietud ambivalente y muestra al coral araucano la sábila contemporánea que guarda cual musa.
Espesa de negra zalamería invariable calla los abruptos parajes imperiales que atestan de humo lila las llanas danzas de un universo incandescente.
Densa aguarda al paraíso.
Todo síntoma soez que se escapa inválido a la sorna de los albas es una apología verbenal que atisba suspicacias cataclísmicas y magistralmente redentoras.
Síntoma elocuente de marfil e incienso, da fulgor a este tedio de supuesta quietud ambivalente y muestra al coral araucano la sábila contemporánea que guarda cual musa.
Espesa de negra zalamería invariable calla los abruptos parajes imperiales que atestan de humo lila las llanas danzas de un universo incandescente.
Densa aguarda al paraíso.
sábado, 8 de octubre de 2011
In Nomine Patris.
Nocturnal.
Propias y finitas galas surcan los continentales halos de la misericordia negra.
Caen todos a su vez dentro del Mar Muerto de su muerto corazón y la bifurca de incolora mansedumbre crepita.
Anturio.
Alabastros y los ojos mudos del lamento enmudecen el instante.
El instante de quietudes de tierra, de polvo, de crisoles iracundos.
Anturio de la madrugada, de tu noche.
Paquidermo.
Ramadán de mi Corán.
Islamabad de cantos y sonidos.
Santa mantra.
Oración.
El siglo sonoro de la musa.
Línea atmosférica de las palabras orientadas.
Letra.
Musa.
Propias y finitas galas surcan los continentales halos de la misericordia negra.
Caen todos a su vez dentro del Mar Muerto de su muerto corazón y la bifurca de incolora mansedumbre crepita.
Anturio.
Alabastros y los ojos mudos del lamento enmudecen el instante.
El instante de quietudes de tierra, de polvo, de crisoles iracundos.
Anturio de la madrugada, de tu noche.
Paquidermo.
Ramadán de mi Corán.
Islamabad de cantos y sonidos.
Santa mantra.
Oración.
El siglo sonoro de la musa.
Línea atmosférica de las palabras orientadas.
Letra.
Musa.
miércoles, 5 de octubre de 2011
fragment
...To find the shadow of doubt
begind the light mask
life's true and unique face
one shall find gloom silhouette,
learn that justice blindness is revenge
and see the void on it all...
begind the light mask
life's true and unique face
one shall find gloom silhouette,
learn that justice blindness is revenge
and see the void on it all...
miércoles, 28 de septiembre de 2011
Apóloga.
Pávido enmudecí al sosiego y revisité las ascuas insufribles del preludio matriarcal.
Se presentó bélica y suspicaz al histriónico déjà vu que develó grandes portentos de la alquimia pagana y el vasto infierno se redujo a una mortaja insípida de ceniza.
El canto holístico de la sirena no se desdibujó dentro del epítome celeste ni esbozó melodías átonas para la corte.
El mecánico arrebato de consagrar al mundo bellas secuelas escépticas, era para el ungido salmo, un réquiem inmemorial.
Ópera prima.
Femme.
Kadin.
El señor de las fábulas preguntó: “¿cómo socabas?”
Asceta mostró sus runas al flagrante feligrés barroco desde la atalaya, desde el cetro, como un encanto arquitectónico y divino de apóloga.
Se presentó bélica y suspicaz al histriónico déjà vu que develó grandes portentos de la alquimia pagana y el vasto infierno se redujo a una mortaja insípida de ceniza.
El canto holístico de la sirena no se desdibujó dentro del epítome celeste ni esbozó melodías átonas para la corte.
El mecánico arrebato de consagrar al mundo bellas secuelas escépticas, era para el ungido salmo, un réquiem inmemorial.
Ópera prima.
Femme.
Kadin.
El señor de las fábulas preguntó: “¿cómo socabas?”
Asceta mostró sus runas al flagrante feligrés barroco desde la atalaya, desde el cetro, como un encanto arquitectónico y divino de apóloga.
martes, 6 de septiembre de 2011
Los aquelarres inmediatos.
Súbita, la larga franja desnuda que teje su oración idílica de jade.
Cráter es su lengua y las pletóricas palabras que evoca cual laurel evidente de bruja.
Dista el jardín de la nostra noite beneplácita y herida como corcel de madera que envuelve con sus labios de flor a la brillante palabra que empuña su mirada de geranio.
Más allá de donde el aquelarre cultive en ella una laguna infinita de rojos vientos que anuncien el último sonido de luz que cante bajo el rostro perfumado de sus rayos de tigre.
Sucre.
Dejando al aullido en un inexistente espejo de teatro humeante, engaña despierta a la locura irredenta como hembra que posa su cuarto tridente sobre el dorado lomo del elefante persa.
Gesto de renacimiento.
Aquí su vida crea corsarios de celofán, soldados de fuego, auroras de conjuro.
Y los ángeles sin flauta que exiguos ven la pausa que hace al beber de la copa de Dios.
Cráter es su lengua y las pletóricas palabras que evoca cual laurel evidente de bruja.
Dista el jardín de la nostra noite beneplácita y herida como corcel de madera que envuelve con sus labios de flor a la brillante palabra que empuña su mirada de geranio.
Más allá de donde el aquelarre cultive en ella una laguna infinita de rojos vientos que anuncien el último sonido de luz que cante bajo el rostro perfumado de sus rayos de tigre.
Sucre.
Dejando al aullido en un inexistente espejo de teatro humeante, engaña despierta a la locura irredenta como hembra que posa su cuarto tridente sobre el dorado lomo del elefante persa.
Gesto de renacimiento.
Aquí su vida crea corsarios de celofán, soldados de fuego, auroras de conjuro.
Y los ángeles sin flauta que exiguos ven la pausa que hace al beber de la copa de Dios.
domingo, 4 de septiembre de 2011
Silence
See the people passing by, they should not come back.
See the mind flow, never find it's home.
Feel the sea calling you back, back to the begining
On the cristal shore feel the ending of the dream
See the people passing by, never finding peace.
Fell a void, fell the silence from within...
...for when there's nothing to say, nothing to feel, the void of silence marks the emancipation of a dead soul...
See the mind flow, never find it's home.
Feel the sea calling you back, back to the begining
On the cristal shore feel the ending of the dream
See the people passing by, never finding peace.
Fell a void, fell the silence from within...
...for when there's nothing to say, nothing to feel, the void of silence marks the emancipation of a dead soul...
domingo, 28 de agosto de 2011
La febril invasión.
En cuyo homogéneo retrato vaticina la próxima invasión al litoral reminiscente y subleva desorbitadamente las lánguidas aguas con el barrunte magno de su todopoderosa conspiración delictivamente cósmica.
Arbotante y despiadada, la sutil esfera de brisas luneras, roe el paso de las esporas marinas que bajo la grácil tela de su febril manto revisita el tan venerado amparo.
Oráculo, profetízame y póstrate a la natura platónica.
Vocifera y crepita silenciosa en la llana luna imperial que te pertenece, y extravía aquél homogéneo retrato para la próxima invasión.
Arbotante y despiadada, la sutil esfera de brisas luneras, roe el paso de las esporas marinas que bajo la grácil tela de su febril manto revisita el tan venerado amparo.
Oráculo, profetízame y póstrate a la natura platónica.
Vocifera y crepita silenciosa en la llana luna imperial que te pertenece, y extravía aquél homogéneo retrato para la próxima invasión.
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